Naturalmente, la hostelería no es ajena al turismo y en la propia plaza del Pilar existen numerosas cafeterías y restaurantes; establecimientos que además, durante los meses de Verano en especial, montan amplias terrazas en las que los visitantes pueden pasar un rato agradable mientras degustan una consumición, e incluso comer.
No resulta extraño que de vez en cuando aparezcan músicos ambulantes ofreciendo amenizar la estancia tocando con su acordeón, melodías alegres y conocidas por muchos, a cambio de algunas monedas que voluntariamente decidamos darles.
De alguna manera se han convertido en un elemento más como atractivo turístico, a pesar de que siempre hay personas a quienes les molesta.
Por lo general, los establecimientos hosteleros de la zona han impuesto precios muy razonables, y aunque no podamos decir que sean baratos, sí son bastante populares en relación a la zona y sector que ocupan.
Zaragoza es una ciudad con una gastronomía propia. Y de ello dan buena muestra muchos de los bares y tabernas que, no muy lejos de donde nos encontramos, ofrecen una más que amplia gama de tapas y raciones, además de otras especialidades más comunes que puedan encontrarse en cualquier otra ciudad española.