La llegada de los romanos a Hispania fue progresiva y tardó en dominar el territorio bastantes siglos. Su entrada hacia el interior parte del Delta del Ebro que se forma en su desembocadura con el mar Mediterráneo. En sus inmediaciones ya fundó una ciudad que llamó Dertosa Tortosa en la actualidad. A partir de ese enclave, se cree que fue avanzando utilizando el río Ebro como ruta fluvial, apoyada probablemente por tierra, tanto como escolta como por ayuda al avance de las embarcaciones que serían remolcadas desde suelo firme, dada la fuerte corriente de agua y el viento que sin duda representarían serias dificultades.
Como ya se ha dicho, la llegada de los romanos fue a consecuencia de su implacable persecución de Tribus Celtas a quienes habían declarado una guerra sin cuartel. Allí donde Roma tenía noticias de que había asentamientos Celtas, de inmediato enviaba Legiones para combatirles y exterminarlos.
Estas persecuciones, dentro de Hispania, les llevaron hasta el mar Cantábrico. Se dice que allí las Legiones Romanas tuvieron muchos quebraderos de cabeza ante fieros guerreros a los que llamaron Vascones y Cántabros. Con ambos se vieron envueltos en guerras duras y sangrientas, que duraron tantos siglos como tardaron en asentar sus Campamentos militares. Se habla de los Siglos III y IV a. de Cristo, como inicio de estas guerras, que finalizarían bien entrado el Siglo I a. de Cristo cuando, según se dice, Roma obtuvo la victoria frente a los Cántabros.
Tal vez, el primer asentamiento romano convertido en una de las más importantes ciudades, fue "Tarraco" (hoy Tarragona), donde desembarcaban sus Legiones desde el Mediterráneo. De ahí el nombre aplicado a la Hispania dominada por los romanos "territorio Tarraconense o Terraconense".
Otras ciudades importantes fundadas por los romanos, fueron "Calaguris" (hoy Calahorra) y "Pompaelo" (hoy Pamplona).
El dominio de Roma en Hispania era ya importante. Entrado el Siglo I a. de Cristo, lo que era asentamiento Íbero-Sedetano, (Zaragoza) se convertiría en objetivo de posesión para las Legiones Romanas que fundaron un primer "Campamento Estacionario". Para ello entraron en amistad con los salduienses, a quienes ofrecerían su cultura a cambio de obtener de ellos (como se dijo antes) mano de obra para la construcción de nuevas infraestructuras, y hombres fuertes que, tras instrucción militar a cargo de oficiales legionarios romanos, nutrirían el ejército allí asentado.
César Augusto vio en Salduie un extraordinario enclave para destacar a sus Soldados Licenciados. Zona estratégica a nivel militar gracias al río Ebro como transporte fluvial, y al nudo de vías romanas por tierra que la dejaban relativamente cerca de la frontera norte y las otras ciudades ya fundadas (Calaguris y Pompaelo). Vio también un magnífico enclave para operaciones comerciales.
De manera que Salduie iba a convertirse en el asentamiento predilecto de Roma en Hispania. Se ocupó de que sus mejores oficiales obtuvieran las mejores propiedades. Roma consintió que se propusiera a la población nativa (salduienses) el ofrecimiento de recompensarles con el privilegio de concederles la consideración de ciudadanos romanos, con todos los privilegios que aparejaba, a cambio de su cooperación y colaboración en todo cuanto fuera preciso para la construcción de la Colonia.
Sin pensarlo dos veces, los salduienses aceptaron tal ofrecimiento. Ante ellos se abría la oportunidad de mejorar su calidad de vida con la llegada de una cultura y civilización tan superior. En poco tiempo la romanización de los nativos del valle medio del Ebro era un hecho.
Así pues, la Colonia se fundó con los soldados veteranos de las tres Legiones de César Augusto: Legio IV Macedónica, Legio VI Victrix y Legio X Gemina.
Para que los soldados veteranos (licendiados) obtuvieran los privilegios de mantener su condición de ciudadanos romanos, libertad y exención del pago de impuestos a Roma, el asentamiento debería tener la consideración de Colonia Inmune; algo bastante difícil de obtener desde Roma. Sin embargo, se concedió tal consideración casi de manera excepcional. Tal vez el conceder al asentamiento la categoría de Colonia Inmune, se debiera a su fundador, ya que era ni más ni menos que el Emperador de Roma, César Augusto.
En poco tiempo la Colonia pasaba a la categoria de Ciudad. Y en honor a su fundador se le aplicó el nombre que haría de referencia a él; es decir, la bautizaron con el nombre de César Augusta, aunque al poco se transformó, probablemente por fonética, para llamarse Caesaragusta.